Málagafrenia: El peligro del éxito turístico

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Málagafrenia: El peligro del éxito turístico

La referencia: Veneciafrenia de Álex de la Iglesia

Veneciafrenia es una película del director Álex de la Iglesia estrenada a mediados de 2022. La trama de acción se desarrolla en torno a una serie de serie de sádicos y cruentos asesinatos ejecutados por una especie de grupo en defensa de Venecia. Las víctimas son turistas y los «defensores» son venecianos que de alguna manera se erigen como brazo armado de la ciudad. Más allá de la ficción y el amor por el terror del director la película, se plantea como una lucha, quizás desigual, entre la ciudad y el turismo de masas.

En Venecia ese turismo agresivo se condensa especialmente en el concepto crucero como principal elemento agresor «asesino de la ciudad». El continuo tránsito de estas enormes moles son uno de los grandes peligros que acechan a la frágil bahía, tal y como viene anunciando la UNESCO desde 2015. De hecho en 2022, tras el obligado descanso de la pandemia, el gobierno italiano decidió actuar prohibiendo el tránsito de las embarcaciones de más de 40.000 toneladas en las cercanías de la ciudad. Una de las medidas propuestas por la UNESCO en su Proyecto de Gobernanza Territorial del Turismo en Venecia de 2020 donde se señalaban los problemas cruciales que seguían sin resolverse y representaban una amenaza significativa para la ciudad.

Éxito turístico Venecia

Málagafrenia la versión andaluza

En Málaga el problema no es tan directo, es decir, la ciudad no se está hundiendo por la gran afluencia de turistas, al menos no de manera literal. Aunque eso éxito turístico puede llegar a hundirla de otras muchas maneras.

Málaga nació como puerto de intercambio comercial, abierta al mundo en sus inicios ya desde su fundación fenicia hasta nuestros días. Pasando por el Imperio Romano, el Reino de Granada o la revolución industrial, esa siempre ha sido la clave de su crecimiento. Pero hoy sabemos que es fácil morir de éxito.

El turismo en sí es una gran industria bien gestionada puede ayudar a mejorar la ciudad para los visitantes y por ende también para los locales, a promocionarla e incluso a enriquecerla en todos los sentidos. El problema como casi en todo es tener claro el rumbo ¿Qué queremos ser como ciudad? ¿A donde queremos llegar?¿Que estamos dispuestos a sacrificar? grandes preguntas que requieren de todo un plan estratégico imposible de abordar en una entrada de blog.

Vamos a dar alguna pincelada abordando estos tres puntos: cruceros, apartamentos turísticos y tematización.

Éxito Turístico Málaga


Mil y un cruceros

Málaga y su puerto llevan tiempo haciendo un especial esfuerzo para posicionar a la ciudad en el mapa crucerístico internacional. La cuestión es que hay muchos tipos de cruceros que traen aparejados distintos tipos de turistas que suelen traer muy distintas consecuencias para la ciudad.

En general parece una buena opción elegir (si se puede) la calidad a la cantidad. La Costa del Sol fue y es uno de los principales focos de atracción turística del país. En sus inicios fue un turismo muy selecto que fue derivando en un turismo cada vez más masificado. Torremolinos y su urbanismo son ejemplo claro de ello. La evolución de un barrio de pescadores hacia un destino de la élite turística mundial que en los 60 y 70 se transforma en una máquina de turismo que acaba por entrar en declive.

Málaga ha conseguido atraer a la masa, ahora quizás, es el momento de empezar a seleccionar, de conseguir el público que mejor le venga a la ciudad. No es solo una cuestión de poder adquisitivo del turista, sino también de su actitud frente a la ciudad.

En Veneciafrenia «el monstruo que debora Venecia» es el del turista despreocupado, el del postureo, que solo busca la foto y que poco le importa el lugar, sus gentes o el propio medioambiente urbano. Incluso existe el turista terrorista con licencia para arrasar con todo, una suerte de «resort urbano ilimitado» donde todo está incluido menos el respeto.

Ese tipo de turismo es el que produce con una rapidez pasmosa la desafección de la ciudad y de sus habitantes hacia ellos. La grandeza de Málaga más allá de su clima, sus museos o monumentos son sus gentes y sus gentes desde siempre han recibido al extranjero con los brazos abiertos, pero eso puede empezar a cambiar en cualquier momento. Si el turismo terrorista comienza a ser mayoría, siendo sus molestos efectos cada vez más visibles, para los que vivimos aquí el año entero.

Apartamentos turísticos cómplices perfectos

Los apartamentos turísticos parecen el cómplice perfecto para ese turismo descontrolado y terrorista. Para empezar porque la profesionalización de la hotelería y hostelería son dos elementos fundamentales para construir un destino de verdadero éxito turístico. Y parece que en su mayoría el concepto de apartamento turístico se aleja bastante de una visión profesional de la industria turística como motor sostenible de crecimiento y riqueza perdurable.

Este tipo de explotaciones, en un gran número de ocasiones, parecen estar guiadas solo por la necesidad del «pelotazo» continuo. Derivando en un crecimiento exponencial de beneficios ajenos a la propia ciudad.

Esta explotación intensiva y extensiva acabará sin duda por agotar el yacimiento y Málaga volverá a quedar varada, sola, abandonada y destrozada.

El peligro de la tematización

Se pone siempre de relieve la «maldad» de la denostada gentrificación pero ¿sabemos realmente el significado de este demonio urbano? Según el diccionario gentrificación alude al proceso de rehabilitación urbanística y social de una zona urbana deprimida o deteriorada, que provoca un desplazamiento paulatino de los vecinos empobrecidos del barrio por otros de un nivel social y económico más alto. Es decir aumentar el valor de una zona urbano. Esto en principio no es malo, incluso es deseable. La cuestión como siempre es como repercute ese aumento del valor en el conjunto de la ciudad ¿Es un pelotazo para unos pocos a costa de otros?¿O existe la posibilidad de repartir de una manera más equitativa esa mejora?.

Nosotros pensamos que esa última opción es posible algo así como: gentrificación si, expulsión no. Hay estrategias que permiten aumentar el valor de la zona sin convertirla en un parque temático, preservando a parte de la población, evitando la expulsión. Y en cualquier caso si ese desplazamiento fuese insalvable lesas plusvalías deberían revertir en mejoras para otros barrios con medidas redistributivas que amplíen el efecto de la mejora más allá de la mera especulación urbana.

La ciudad es un bien común, debe ser el deseo y la tarea de todos mejorarla, pero cuando esas mejoras se producen deben repercutirse a la mayor parte posible de la ciudadanía. A veces será un repercusión indirecta mejores espacios públicos, mejores servicios y otras veces será directa para los «afectados» por esa operación urbana, mejoras en las viviendas, ayudas reales para la adquisición de otra vivienda o para el alquiler. Pensamos que ese efecto dominó positivo puede extender las mejoras más allá de la almendra central a otras zonas menos atendidas y poco entendidas de la ciudad.

Al final Málaga como cualquier ciudad es un todo, un organismo vivo en el que todas sus partes importan en el resultado final para ese éxito turístico.

Peligro turístico

Morir de éxito turístico. El peligro de la desafección propia

El éxito masivo y sin control del turismo tiene muchos peligros, quizás la desafección local sea el más peligroso y directo de todos ellos. Málaga necesita del exterior, de sus visitantes, para crecer y generar riqueza pero más aún necesita de sus ciudadanos para ponerla en marcha día a día. Son los habitantes de la ciudad los que en última (o a veces en primera) instancia reciben, tratan y conviven con el turista. Por lo tanto la impresión y la experiencia de este tiene mucho que ver con esa interacción.

Esa interacción se irá complicando si el local empieza a ver al turista como un «invasor» un ser que altera su día a día y destruye en alguna medida su entorno. Ese peligroso círculo vicioso puede acabar con todo incluso con el propio éxito turístico.

El equilibrio es un ejercicio difícil de practicar en la vida y también en la ciudad pero es crucial para reconducir esta Málagafrenia y no morir de éxito como ciudad.

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